The Purge desperdicia una premisa prometedora



Con la promesa de dar un giro refrescante al casi subgénero del “home invasion”, The Purge se perfilaba como una de las posibles sorpresas agradables del 2013. El director y guionista, James DeMonaco, presentó en los primeros avances, una idea que en su exterior parece ser simple, sin embargo, abre espacio para reflexionar sobre la naturaleza del ser humano y la violencia. 

Desarrollada en el 2020, The Purge propone que a raíz de la violencia rampante que azota a los Estados Unidos, se implanta una medida que permite que una vez al año, durante doce horas, todo crimen sea legal. Como consecuencia de la misma, el crimen baja a niveles casi inexistentes, junto con el desempleo.

Ethan Hawke personifica a James Sandin, un padre de familia y vendedor de sistemas de seguridad que tendrá que proteger a su familia de un grupo de ciudadanos que exigen les sea devuelto un hombre quien Charlie, hijo de James, dejó entrar a su casa mientras en las calles se celebraba “la purga”. Para ejercer su derecho a asesinar, este grupo de jóvenes hará lo necesario, aún cuando eso implique asesinar a la familia Sandin.

Rápidamente, The Purge abandona la idea que planteó durante los primeros treinta minutos, y se convierte en nada más que otra película sobre la invasión de un hogar, siguiendo los pasos de filmes como “The Strangers”, “The Last House on the Left”, “Silent House” y “Straw Dogs”, para mencionar algunas de las más recientes. Otras como “Funny Games” de Michael Haneke y “Panic Room” de David Fincher, supieron trabajar el tema sin tener que recurrir a los sobre utilizados “jump scares”, técnica que ha sido recurrente en este tipo de película en los últimos años.

El ineficiente guión pone en peligro a los personajes principales en numerosas ocasiones, sin antes haber hecho lo necesario para que exista una conexión entre ellos y nosotros, el público. El conflicto principal dentro de la casa surge a causa de un total extraño por quien se nos hace imposible sentir el mínimo sentimiento de simpatía. Consecuentemente, los personajes se convierten en la expresión más grande de la estupidez humana. Sus decisiones se recuestan de una decisión inicial que en su momento estuvo falta de coherencia. 

Una vez los intrusos logran acceso al hogar de la familia Sandin, la película nunca alcanza los niveles de violencia que prometía la premisa. Las muertes son casi todas iguales, lo que resta suspenso a los momentos en que un miembro de la familia corre peligro. ¿Por qué limitar la violencia en una película donde se explora la despenalización de casi todo crimen? De haber aprovechado la innovadora premisa que elimina las restricciones de violencia en una película, la experiencia hubiese sido al menos una divertida. 

Justo al final, la película retoma el tema inicial de la violencia en los seres humanos, y aunque es muy tarde para enmendar errores, brinda un poco de autenticidad a un filme que se encaminaba a ser un completo desastre.

Lo que pudo haber sido un comentario sobre la violencia, la naturaleza humana y los efectos de una medida como esta en una sociedad donde los niveles de violencia están fuera de control, se convierte en otra adición a lo que se encamina a convertirse en un subgénero del horror y el suspenso. El resultado final es una película que no aspira a algo diferente, por lo que no merece ser recordada.

 photo 09553b1b.png



Por Orlando Maldonado para Dieta Cinéfila.