Exceso de patriotismo en White House Down


White House Down es lo más reciente del director estadounidense Roland Emmerich, mejor conocido por películas de enorme escala como Independence Day, The Day After Tomorrow y 2012. Si algo tienen en común los títulos anteriormente mencionados, es que todos tocan el tema de catástrofes y la destrucción del mundo, ya sea a manos de la naturaleza o fuerzas extraterrestres. En esta ocasión, Emmerich enfoca su lente destructivo en la Casa Blanca, hogar del presidente de los Estados Unidos.

Protagonizada por Jamie Foxx, Channing Tatum y James Woods, White House Down pone en peligro al presidente en su propio hogar, donde él, su equipo de seguridad y un grupo de personas que participaban de un tour en la Casa Blanca, son mantenidos como rehenes por un grupo de terroristas en contra de las medidas políticas del presidente. Por su parte, un policía de Capitol (Tatum), intenta vestirse de héroe al emprender en una misión suicida para rescatar a su hija y encontrar al presidente antes de que los terroristas lleguen a él.

El primer problema que enfrenta White House Down estrenó hace apenas tres meses y se llama Olympus Has Fallen. Como deben recordar, Olympus Has Fallen tocó el mismo tema que desarrolla esta película, por lo que es inevitable caer en comparaciones a la hora de hablar sobre ellas. Por los avances, parecía que esta sería una versión mejorada; con mejores actuaciones, acción y efectos especiales, una de los aspectos más débiles de Olympus Has Fallen. En otras palabras, White House Down era una excelente oportunidad para hacernos olvidar este fiasco de enormes proporciones.



¿Logra White House Down con éxito lo que intentó Antoine Fuqua con Olympus Has Fallen?

Me encantaría dar un sí contundente y expresar que sobrepasó todas las expectativas que vienen con una película que intenta hacer lo que hizo Die Hard Hard hace 25 años. Después de todo, son muy pocas las que han emulado con éxito las hazañas de John McClane, ni siquiera él mismo en las últimas secuelas. Lamentablemente, White House Down sufre de un guión tan débil o más que el de Olympus Has Fallen. Uno de sus grandes obstáculos es que intenta ser una película seria y fracasa terriblemente a causa de un guión plagado de momentos “cheesy” y oportunidades desaprovechadas.

Roland Emmerich vive orgulloso de ser un ciudadano americano y nos lo deja saber en la mayoría de sus trabajos. El discurso patriota en White House Down es tan evidente que es posible escuchar en el fondo aquel famoso discurso que enunció el actor Bill Pullman en Independence Day. Entre todo lo absurdo que propone el guión de James Vanderbilt (Zodiac), sobresale una línea que por siempre quedará grabada en mi cabeza, y lee: “Hoy es el peor día en la historia de los Estados Unidos”, coqueteando con la idea de que los momentos más trágicos de los Estados Unidos han sido aquellos en que su líder ha estado en peligro. Tal vez la intención de Emmerich haya sido deleitarnos con una parodia de este patriotismo recalcitrante, pero con echar un vistazo a su repertorio es evidente que las intenciones del director nunca fueron parodiar sus propias películas.

White House Down pudo haber sido una entretenida propuesta de acción, de no haber tratado de presentarse como una con tono serio. Hay momentos en que se asoma un poco de originalidad en escenas a cargo de Jamie Foxx y Channing Tatum, quienes a pesar de contar con un material lleno de fallas, aprovechan la química que existe entre los dos y protagonizan los momentos más genuinos de la película. 

Irónicamente, son estos momentos los que más se desvían de este tono serio que hace mucho daño a la película. En un mundo perfecto, White House Down contaría la historia de cómo el presidente tomó control de la situación y se encargó, con ayuda de nadie, de acabar con cada uno de los terroristas en las escenas de acción más “over the top” posibles, pues al menos cumpliría con el propósito de entretener y ofrecería algo cercano a ser diferente. Desafortunadamente, esta idea vive sólo en mi cabeza y no representa a White House Down, otra gran decepción de este verano.

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Por Orlando Maldonado para Dieta Cinéfila.