Resident Evil: Retribution abre con una secuencia innecesaria en cámara lenta, cuyo propósito, puramente estético, es resaltar el aspecto 3D de la película, seguida por un breve resumen de los acontecimientos de las películas anteriores. La irrelevancia de las dos primeras escenas describe perfectamente el resto de la película.
Milla Jovovich regresa como Alice, quien una vez más despierta dentro de las facilidades de “Umbrella Corporation”, y mientras intenta escapar, le serán revelados secretos sobre un mundo totalmente falso y se tendrá que enfrentar a muchas caras familiares en el proceso.
Las caras familiares vienen como producto de reciclaje, que además de estar presente en los primeros minutos de la película donde intentan resumir la serie hasta ahora, también se va presentando poco a poco con la re-introducción de personajes que vimos por primera vez hace diez años en Resident Evil (2002). Jill Valentine (Sienna Guillory), Rain Ocampo (Michelle Rodríguez) y Carlos (Oded Fehr) son algunas de las viejas caras que reciclan para Retribution, que, junto con la Reina Roja tratará de evitar que Alice escape. Si suena parecido a la primera película, es porque tal vez el director y guionista Paul W.S. Anderson ya no sabe en qué dirección llevar la serie.
Como si el reciclaje fuera poco, Retribution no tiene una trama; así de simple. Fácilmente pudo haber sido un corto de veinte minutos, pues ni tan siquiera intenta ser algo más que una excusa para tener a Milla Jovovich pateando traseros muertos una vez más. Decir que es un collage de escenas que no tienen sentido sería un comentario bastante acertado. Es necesario mencionar, con el propósito de apoyar el argumento anterior, que me pareció haber escuchado a la hija falsa y sorda de Alice responder una pregunta a un personaje que desconocía su impedimento.
Habiendo dicho esto, puedo decir que este quinto capítulo no aporta nada a la exitosa y moribunda serie; exitosa si hablamos de dinero y moribunda si hablamos de alma.
Por Orlando Maldonado para Dieta Cinéfila.
